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jueves, 1 de junio de 2017

Museo naval

Muchísimas veces habíamos pasado por allí, Paseo del prado,5, pero extrañamente nunca habíamos pensado entrar.
" ¿Un museo de barcos en Madrid?..... pero si aquí no tenemos mar",  fué mi pensamiento en alguna que otra ocasión.
Sinceramente imaginaba que sería un museo de batallitas navales, y nosotras, que desconocemos totalmente el tema, nos habíamos dejado este museo para el final.
Nada mas entrar, nos dimos cuenta de nuestro error....¿como pudímos haber dejado pasar tanto tiempo sin entrar? Pasamos una mañana marina y maravillosa en pleno corazon de Madrid que queremos compartir con vosotr@s.

Empezemos...
Su origen se remonta a 1792 cuando Antonio Valdés y Fernández  Bazán, secretario de Estado de Marina, promueve la creación de un Museo de Marina en Cadiz. Posteriormente se inauguró en Madrid en 1843.Desde entonces ha pasado por varias sedes hasta abrir sus puertas en 1932 en el Ministerio de la Marina, actual Cuartel General de la Armada.

Nuestra primera sorpresa al entrar:
¡25 salas de gran interés con pinturas, cartografía, armas, enseres navales,etc..!
Sus salas están perfectamente ordenadas para que, incluso iletradas en el tema, como nosotras, puedan seguir el itinerario sin problema.


La primera sala está dedicada a los Reyes Católicos (1474-1517). De sus paredes cuelgan los dos monarcas para recibirnos, vigilando la sala con la misma seriedad y austeridad que mostraban en su vida.


Además podemos admirar cuadros dedicados al descubrimiento de América, como el que os mostramos a continuación, obra de Garnelo.



A partir de aquī, recorremos las salas odenadas cronograficamente, por casa reales, épocas y batallas navales  que sucedieron en esa época.

Así podemos encontrar en las siguientes salas dedicadas a la casa de Austria (1517-1700): oleos, cuadros, maquetas etc sobre las batallas mas  importantes de la Armada Española, como las batallas de Lepanto, la derrota de la Armada Invencible hasta llegar a la Batalla de Trafalgar (1805), la cual es la dueňa y señora de una enorme sala, donde se destaca la confrontación con Gran Bretaña durante la segunda mitad del siglo XVIII.
Modelos de navios, oleos de Antonio Brugara y Rafael Manleón, retratos de marinos de la armada o vestuarios auténticos de la época.






A continuación, podemos encontrar el vestíbulo de honor, con una de las escaleras mas majestuosas de España, por donde acceden Reyes , la cual no pudimos ver al encontrarse cerrada, pero si pudimos admirar la mesa de despacho de Manuel Godoy (famoso primer ministro del rey Carlos IV)



A destacar también una sala que homenajea a Isaac Peral, inventor del primer submarino,


pero el tesoro de este museo,la sala mas transitada, la pieza clave es:

La carta universal de Juan de la Cosa:



En 1500, en el Puerto de Santa María (Cádiz), el marino cántabro Juan de
la Cosa trazó esta carta por encargo del obispo Fonseca para mostrar a los
Reyes Católicos los nuevos descubrimientos realizados entre 1492 y 1500,
la extensión de su imperio ultramaríno y las conquistas llevadas a cabo
por otras potencias europeas rivales.
La importancia de la carta radica, entre otros aspectos, en ser la primera
carta náutica conservada que incluye la representación de América. De
este modo, recoge los descubrimientos hechos por Cristóbal Colón en sus
tres viajes, los de Ojeda, Vespuccio y Caboto. Parece que Juan de la Cosa
había acompañado a Colón en dos de sus viajes o incluso en tres y a
Ojeda en dos. En total había realizado siete viajes a Indias.

El museo termina sus salas con maquetas,cuadros, replicas de buques de  la república,la guerra civil, la jefatura de Franco o el reinado de Juan carlos I y la reproducciones fabulosas de dos camaras de comandante y de oficiales de navío.


Sala Almirante Julio Guillén Tato, llamada así por el director del museo naval.El es el verdadero creador y promotor del reinaugurado museo.Sus ideas sobre museografía resultan muy adelantadas en comparación con el panorama de los museos españoles de la época.



Sala del Almirante Jose Ignacio Gonzalez-Aller. En ella se reunen los miembros del Real Patronato.Anteriormente había sido utilizada como sala de investigación, fruto de  la iniciativa del Almirante Julio Guillén Tato. La sala cuenta con piezas de variada naturaleza, la mas anecdótica es el fragmento de la piedra lunar, donada al almirante Luis Carrero por el presidente de EEUU, Richard Nixon en 1973




 Una mañana perfecta, así, improvisada, como salen mejor las cosas, que nos enseñó que si se puede tener un gran  museo Naval en Madrid, lejos de mares y costas.

Y para rematar el día, que mejor que comer en un precioso sitio y con buena compañía, así que nos fuimos a un pequeño oasis muy cerca del constante tráfico y trajín del Paseo del Prado.
El sitio esta escondido y no lo conoce mucha gente, por lo que aún guarda el encanto de no ser un sitio bullicioso, teniendo en cuenta lo céntrico que está.
Hablo del restaurante Le Cafe, coqueta brasserie francesa dentro del Instituto Francés, sitio frecuentado por trabajadores de oficinas cercanas que acuden a comer su buen menú del dia y de estudiantes con apuntes y animadas conversaciones en la lengua gala.
Tienen buenos desayunos y menus buenos a precios razonables , pero sin duda  el gran tesoro del lugar es su terraza. Si váis, seguro que os gustará!No olvidéis contadnoslo mediante un comentario.
Le Cafe. Instituto frances. C/ Marqués de la Ensenada,12. Madrid

domingo, 21 de junio de 2015

Rincones secretos de Madrid

Hoy comenzamos las vacaciones de verano, como los escolares, y para poner el broche de oro y debido a las buenas temperaturas que nos obligan a salir de los museos, hoy os voy a hablar de algunos lugares y rincones maravillosos e injustamente desconocidos.

El primero, no es sólo una iglesia, es como leí en algun lugar,la capilla Sixtina de Madrid.
La Iglesia de San Antonio de los Alemanes, una pequeña iglesia escondida en Malasaña, (calle de la puebla,20), que por su aspecto exterior nadie se puede imaginar de la increíble belleza que podemos observar cuando entramos.

La iglesia comenzo sus obras en 1624 y terminó en 1633.
Inicialmente fue fundado como hospital para portugueses, cuando Portugal era parte de los reinos hispánicos bajo los Austrias. La reina Mariana de Austria, segunda mujer de Felipe IV, cuando ya Portugal dejó de formar parte del Imperio español, lo cedió en el año 1668 a la comunidad de católicos alemanes, numerosa en la Corte desde la llegada de la reina consorte Mariana de Neoburgo, cambiando el nombre del hospital y de la iglesia. Aun así conservó la advocación de San Antonio de Padua, santo portugués
Su fachada es barroca y sobria debido a los problemas economicos por los que pasaba Madrid en la epoca de construcción, sin embargo la decoración interior es un lujo, pintada al fresco totalmente, desde el techo hasta el suelo.
Los frescos del centro de la cúpula narran la Apoteosis de San Antonio, con el santo portugués ascendiendo al cielo rodeado de ángeles. Esta parte de la obra fue realizada por Juan Carreño de Miranda y se sitúa encima de una rica arquitectura fingida a modo de basamento o tambor, obra de Francisco Rizi, con columnas salomónicas y frontones acaracolados. Rizi también pintó los santos portugueses localizados en el primer anillo de la cúpula.
El retablo mayor sustituye a uno barroco, eliminado durante el Neoclasicismo. En él se encuentra la excelente escultura de San Antonio con el Niño.

También existe una cripta en la iglesia con los restos de dos infantas de España.
Una hija de Alfonso X el sabio y una hija de Fernado IV de Castilla.



También queria hablaros de un riconcito para pasar un rato tranquilo en esta agitada ciudad, un lugar de paz y sosiego. Se encuentra en la plaza de la Paja. Constituye una de las escasas muestras de jardines nobiliarios del siglo XVIII que se conservan en la capital.
Pertenece al Ayuntamiento de Madrid, que se encarga de su gestión, mantenimiento y conservación.
Tanto el jardín como la casa palaciega toman su nombre de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Alfonso-Pimentel, príncipe de Anglona y marqués de Jabalquinto, quien habitó en el lugar en el siglo XIX.